sábado, 13 de noviembre de 2010

Preparando la invasión

 

A fines de 1955, después de un corto período en los Estados Unidos donde se dedicó a recaudar fondos para la invasión, Fidel Castro retorna a Ciudad México. Tras él, en pequeños grupos, llegan de toda América Central los cubanos exilados Universo Sánchez; Ramiro Valdés; Norberto Collado; Juan Almeida; Ciro Redondo; Miguel Sánchez, ex combatiente en las filas de los EE. UU. en la guerra contra Corea; Calixto García y Ñico López. A los que se sumarán el italiano Gino; el dominicano Ramón Mejía del Castillo, alias "Pichirlo"; el mexicano Guillén Zabala y el médico argentino Ernesto Guevara -bautizado como el "Che" por el uso que éste hacía de esa palabra, común en el Río de la Plata, antes de dirigirse a alguien-que participarán de la expedición a Cuba. Más tarde, las filas rebeldes alcanzarán los 82 hombres.
Comienza el período de entrenamiento y el redondeo de los planes. Fidel ha establecido su centro de operaciones en la casa de María Antonia González. Empieza a funcionar una organización con responsabilidades bien definidas que intentará derrotar a un ejército regular compuesto por 30 mil hombres, una fuerza de caballería blindada, una marina de guerra incipiente y cerca de 100 aviones entre transporte y combate.
El entrenamiento de los guerrilleros consiste en ejercicios gimnásticos y técnicas de defensa personal a cargo de Arcencio Venegas, un deportista mexicano dedicado a la práctica de la lucha libre, que es presentado al grupo por María Antonia González. Al poco tiempo aparecen los ataques de asma que Ernesto intenta ocultar a sus compañeros. Más tarde llegar

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