sábado, 13 de noviembre de 2010

Diario del Che en Bolivia - Parte 1

7 de Noviembre de 1966 al 7 octubre del 1967

Era costumbre del Che en su vida guerrillera anotar cuidadosamente en un Diario personal sus observaciones de cada dнa. En las largas marchas por terrenos abruptos y difнciles, en medio de los bosques hъmedos, cuando las filas de los hombres, siempre encorvados por el peso de las mochilas, las municiones y las armas, se detenнan un instante a descansar, o la columna recibнa la orden de alto para acampar al final de fatigosa jornada, se veнa al Che -como cariсosamente lo bautizaron desde el principio los cubanos- extraer una pequeсa libreta y con su letra menuda y casi ilegible de mйdico, escribir sus notas.
Lo que pudo conservar de esos apuntes le sirviу luego para escribir sus magnнficas narraciones histуricas de la guerra revolucionaria en Cuba, llenas de contenido revolucionario, pedagуgico y humano.
Esta vez, gracias a aquel invariable hбbito suyo de ir anotando los principales hechos de cada dнa, podemos disponer de una informaciуn pormenorizada, rigurosamente exacta e inapreciable de aquellos heroicos meses finales de su vida en Bolivia.
Esas anotaciones, no escritas propiamente para la publicaciуn, le servнan como instrumento de trabajo para la evaluaciуn constante de los hechos, las situaciones y los hombres, a la vez que daban cauce a las expresiones, de su espнritu profundamente observador, analнtico, y muchas veces matizado de fino humorismo. Estбn sobriamente redactadas y poseen ininterrumpida coherencia desde el principio hasta el fin.
Tйngase en cuenta que fueron escritas en los ratos escasнsimos de descanso, en medio de йpico y sobrehumano esfuerzo fнsico y de sus agotadoras obligaciones como jefe de un destacamento guerrillero en la difнcil etapa de los comienzos de una lucha de esta naturaleza, que se desenvolvнa en condiciones materiales increнblemente duras, lo que revela una vez mбs su estilo de trabajo y su voluntad de hierro.
En este Diario, al analizar en detalle los incidentes de cada dнa, se hacen constar faltas, crнticas y recriminaciones que son propias e inevitables en el desarrollo de una guerrilla revolucionaria.
En el seno de un destacamento guerrillero esas crнticas se tienen que producir incesantemente, sobre todo en la etapa en que estб constituido sуlo por un pequeсo nъcleo, enfrentados a condiciones materiales sumamente adversas y a un enemigo infinitamente superior en nъmero, cuando el menor descuido o la mбs insignificante falta pueden resultar fatales y el jefe debe ser exhaustivamente exigente, a la vez que utilizar cada hecho o episodio, por insignificante que parezca, para educar a los combatientes y futuros cuadros de los nuevos destacamentos guerrilleros.
El proceso de formaciуn de la guerrilla es un incesante llamado a la conciencia y al honor de cada hombre. El Che sabнa tocar las fibras mбs sensibles de los revolucionarios. Cuando Marcos, reiteradamente amonestado por el Che, fue advertido de que podнa ser expulsado deshonrosamente de la guerrilla, respondiу:
“ЎAntes fusilado!” Mбs adelante dio su vida heroicamente. Similar fue el comportamiento de todos los hombres en los que puso su confianza y a los cuales se vio en la necesidad de amonestar por alguna u otra causa en el transcurso de la lucha. Jefe fraternal y humano sabнa tambiйn ser exigente y en ocasiones severo; pero lo era en primer lugar y en mayor grado que con los demбs, consigo mismo. Che basaba la disciplina en la conciencia moral del guerrillero y en la fuerza tremenda de su propio ejemplo.
El Diario contiene tambiйn numerosas referencias a Debray y evidencian la enorme preocupaciуn que suscitу en el Che el arresto y encarcelamiento del escritor revolucionario a quien habнa encomendado una misiуn en Europa, aunque en el fondo habrнa deseado que aquйl permaneciera en la guerrilla. Por eso manifiesta cierta inconformidad, y en ocasiones algunas dudas, sobre su comportamiento.
Che no tuvo posibilidad de conocer la odisea vivida por Debray en las garras de los cuerpos represivos y la actitud firme y valerosa mantenida por йste ante sus captores y torturadores.
Destacу, sin embargo, la enorme importancia polнtica del proceso, y, el 3 de octubre, seis dнas antes de su muerte, en medio de amargos y tensos sucesos, consigna: “Se escuchу una entrevista de Debray muy valiente frente a un estudiante provocador”, siendo йsta su ъltima referencia al escritor.
Como en este Diario la Revoluciуn Cubana y sus relaciones con el movimiento guerrillero aparecen reiteradamente seсaladas, algunos pudieran interpretar que su publicaciуn por nuestra parte constituye un acto de provocaciуn que darб argumentos a los enemigos de la Revoluciуn y a los imperialistas yanquis y sus aliados, los oligarcas de Amйrica Latina, para redoblar sus planes de bloqueo, aislamiento y agresiуn a Cuba.
A los que asн juzgan los hechos, es bueno recordarles que el imperialismo yanqui no ha necesitado nunca de pretextos para perpetrar sus fechorнas en cualquier lugar del mundo y que sus esfuerzos para aplastar la Revoluciуn Cubana se iniciaron desde la primera ley revolucionaria promulgada en nuestro paнs, por el obvio y conocido hecho de que ese imperialismo es el gendarme de la reacciуn mundial, promotor sistemбtico de la contrarrevoluciуn y protector de las estructuras sociales mбs retrуgadas e inhumanas que subsisten en el mundo.
La solidaridad con el movimiento revolucionario puede ser tomada como pretexto, pero nunca serб la causa de las agresiones yanquis. Negar la solidaridad para negar el pretexto es ridнcula polнtica de avestruz, que nada tiene que ver con el carбcter internacionalista de las revoluciones sociales contemporбneas. Dejar de solidarizarse con el movimiento revolucionario no es negarle un pretexto sino solidarizarse de hecho con el imperialismo yanqui y su polнtica de dominio y esclavizaciуn del mundo.
Cuba es un pequeсo paнs de economнa subdesarrollada, como todos los que fueron durante siglos dominados y explotados por el colonialismo y el imperialismo, situada sуlo a 90 millas de las costas de Estados Unidos, con una base naval yanqui en su propio territorio, que se enfrenta a numerosos obstбculos por llevar a cabo su desarrollo econуmico-social. Grandes peligros se han cernido sobre nuestra Patria desde el triunfo de la Revoluciуn, pero no por ello conseguirб el imperialismo doblegarla, sin que deban importarnos las dificultades que una lнnea revolucionaria consecuente pueda conllevar.
Desde el punto de vista revolucionario la publicaciуn del Diario del Che en Bolivia no admite alternativa. El Diario del Che quedу en poder de Barrientos, que de inmediato entregу copia a la CIA, al Pentбgono y al gobierno de Estados Unidos. Periodistas allegados a la CIA tuvieron acceso al documento en la propia Bolivia y sacaron copias fotostбticas del mismo, aunque con el compromiso de abstenerse, por el momento, de publicarlo.
El gobierno de Barrientos y los mбs altos jefes militares tienen sobradas razones para no publicar el Diario, donde se puede constatar la inmensa incapacidad de su ejйrcito y las incontables derrotas que sufrieron en manos de un puсado de guerrilleros decididos que en unas pocas semanas le arrebatу en combate cerca de doscientas armas.
Che describe ademбs a Barrientos y su rйgimen en los tйrminos a que es acreedor con palabras que no podrбn borrarse de la historia.
Por otro lado, el imperialismo tenнa tambiйn sus razones: Che y su ejemplo extraordinario cobran fuerza cada vez mayor en el mundo. Sus ideas, su retrato, su nombre, son banderas de lucha contra las injusticias entre los oprimidos y los explotados y suscitan interйs apasionado entre los estudiantes y los intelectuales de todo el mundo.
En los propios Estados Unidos el movimiento negro y los estudiantes progresistas, que son cada vez mбs numerosos, han convertido en algo suyo la figura del Che. En las manifestaciones mбs combativas por los derechos civiles y contra la agresiуn a Vietnam, sus retratos son esgrimidos como emblemas de lucha. Pocas veces en la historia, o tal vez nunca, una figura, un nombre, un ejemplo, se han universalizado con tal celeridad y apasionante fuerza. Es que el Che encarna en su forma mбs pura y desinteresada el espнritu internacionalista que caracteriza al mundo de hoy y cada vez al de maсana.
De un continente oprimido ayer por las potencias coloniales, explotado hoy y mantenido en el retraso y en el subdesarrollo mбs inicuo por el imperialismo yanqui, surge esa singular figura que se convierte en aliento universal de lucha revolucionaria hasta en las propias metrуpolis imperialistas y colonialistas.
Los imperialistas yanquis temen la fuerza de ese ejemplo y todo lo que pueda contribuir a divulgarlo. Es el valor intrнnseco del Diario, expresiуn viva de una personalidad extraordinaria, lecciуn guerrillera escrita al calor y la tensiуn de cada dнa, pуlvora inflamable, demostraciуn real de que el hombre latinoamericano no es impotente frente a los esclavizadores de pueblos y sus ejйrcitos mercenarios, lo que les ha impedido hasta hoy darlo a la publicidad.
Pudieran estar tambiйn interesados en que este Diario no se conociera nunca. Los seudorrevolucionarios, oportunistas y charlatanes de toda laya, que autoconceptuбndose marxistas, comunistas y otros tнtulos por el estilo, no han vacilado en calificar al Che de equivocado, aventurero, y cuando mбs begnignamente, idealista, cuya muerte es el canto de cisne de la lucha armada revolucionaria en Amйrica Latina. “ЎSi el Che -exclaman-, mбximo exponente de esas ideas y experimentado guerrillero, fue muerto en las guerrillas y su movimiento no liberу a Bolivia, eso demuestra cuбn equivocado estaba...!” ЎCuбntos de estos miserables se habrбn alegrado de la muerte del Che, sin sonrojarse siquiera de pensar que sus posiciones y razonamientos coinciden por entero con los de los oligarcas mбs reaccionarios y el imperialismo!
De este modo se justifican a sн mismos, o justifican a dirigentes traidores que en determinado momento no vacilaron en jugar a la lucha armada con el verdadero propуsito -segъn se pudo ver luego- de destruir a los destacamentos guerrilleros, frenar la acciуn revolucionaria e imponer sus vergonzosas y ridнculas componendas polнticas, porque eran absolutamente incapaces de ninguna otra lнnea; o a los que no quieren combatir, ni combatirбn jamбs, por el pueblo y su liberaciуn y han caricaturizado las ideas revolucionarias haciendo de ellas opio dogmбtico sin contenido ni mensaje a las masas, y convertido las organizaciones de lucha del pueblo en instrumentos de conciliaciуn con los explotadores internos y externos, y propugnadoras de polнticas que no tienen nada que ver con los intereses reales de los pueblos explotados en este continente.
Che contemplaba su muerte como algo natural y probable en el proceso y se esforzу en recalcar, muy especialmente en sus ъltimos documentos, que esa eventualidad no impedirнa la marcha inevitable de la revoluciуn en Amйrica Latina. En su mensaje a la Tricontinental reiterу ese pensamiento: “Toda nuestra acciуn es un grito de guerra contra el imperialismo... En cualquier lugar que nos sorprenda la muerte, bienvenida sea, siempre que ese, nuestro grito de guerra, haya llegado hasta un oнdo receptivo y otra mano se tienda para empuсar nuestras armas”.
Se considerу a sн mismo soldado de esa revoluciуn, sin preocuparle en absoluto sobrevivir a ella. Los que ven en el desenlace de su lucha en Bolivia el fracaso de sus ideas, con el mismo simplismo pudieran negar la validez de las ideas y las luchas de todos los grandes precursores y pensadores revolucionarios, incluidos los fundadores del marxismo, que no pudieron culminar la obra y contemplar en vida los frutos de sus nobles esfuerzos.
En Cuba, ni la muerte en combate de Martн y de Maceo, a las que siguiу mбs tarde la intervenciуn yanqui cuando finalizaba la Guerra de Independencia, frustrando en lo inmediato el objetivo de sus luchas, ni la de brillantes propugnadores de la revoluciуn socialista como Julio Antonio Mella, asesinado por agentes al servicio del imperialismo, pudieron impedir a la larga el triunfo de un proceso que comenzу hace cien aсos, y nadie en absoluto podrнa poner en duda la profunda justeza de la causa y la lнnea de lucha de aquellos prуceres, ni la vigencia de sus ideas esenciales que inspiraron siempre a los revolucionarios cubanos.
En el Diario del Che se pueden apreciar cuбn reales eran sus posibilidades de йxito y cuбn extraordinario el poder catalizador de la guerrilla, como йl consigna en sus apuntes. En cierta ocasiуn, ante los evidentes sнntomas de debilidad y rбpido deterioro del rйgimen boliviano, expresу: “El gobierno se desintegra rбpidamente, lбstima no tener cien hombres mбs en este momento”.
Che conocнa por su experiencia en Cuba cuбntas veces nuestro pequeсo destacamento guerrillero estuvo a punto de ser exterminado. Pudo ocurrir asн en dependencia casi absoluta de los azares e imponderables de la guerra, mas, tal eventualidad, їhabrнa dado a nadie el derecho a considerar errуnea nuestra lнnea y tomarla ademбs como ejemplo para desalentar a la revoluciуn e inculcar en los pueblos la impotencia? ЎMuchas veces en la historia los procesos revolucionarios estuvieron precedidos de episodios adversos! Nosotros en Cuba, їno tuvimos acaso la experiencia del Moncada apenas seis aсos antes del triunfo definitivo de la lucha armada del pueblo?
Para muchos, entre el 26 de julio de 1953, ataque al Cuartel Moncada en Santiago de Cuba, y el 2 de diciembre de 1956, desembarco del “Granma”, la lucha revolucionaria en Cuba frente a un ejйrcito moderno y bien armado carecнa de toda perspectiva y la acciуn de un puсado de luchadores era vista como quimera de idealistas e ilusos “que estaban profundamente equivocados”. La derrota aplastante y la dispersiуn total del inexperto destacamento guerrillero el 5 de diciembre de 1956 pareciу confirmar por entero los pesimistas augurios... Pero, sуlo 25 meses despuйs, los restos de aquella guerrilla habнan desarrollado ya la fuerza y experiencia necesarias para aniquilar aquel ejйrcito.
Para no luchar habrб siempre sobrados pretextos en todas las йpocas y en todas las circunstancias, pero serб el ъnico camino de no obtener jamбs la libertad. El Che no sobreviviу a sus ideas, pero supo fecundarlas con su sangre. Con toda seguridad sus crнticos seudorrevolucionarios, con su cobardнa polнtica y su eterna falta de acciуn, sobrevivirбn a la evidencia de su propia estupidez.
Es notable, como se verб en el Diario, que uno de esos especнmenes revolucionarios que ya van siendo tнpicos en Amйrica Latina, Mario Monje, esgrimiendo el tнtulo de Secretario del Partido Comunista de Bolivia, pretendiу discutirle al Che la jefatura polнtica y militar del movimiento. Y puesto que alegу, ademбs, el propуsito de renunciar previamente para ello a su cargo partidista, a su juicio, por lo visto, le bastaba el tнtulo de haberlo sido para reclamar tal prerrogativa.
Mario Monje, por supuesto, no tenнa ninguna experiencia guerrillera ni habнa librado jamбs un combate, sin que por otro lado su autoconceptuaciуn de comunista lo obligase siquiera a prescindir del grosero y mundano chovinismo que ya habнan logrado superar los prуceres que lucharon por la primera independencia.
Con semejante concepto de lo que debe ser la lucha antimperialista en este continente, tales “jefes comunistas” no han rebasado siquiera el nivel internacionalista de las tribus aborнgenes que sojuzgaron los colonizadores europeos en la йpoca de la conquista.
Asн, el jefe del Partido Comunista de un paнs que se llama Bolivia, y su capital histуrica, Sucre, en honor de sus primeros libertadores que eran venezolanos uno y otro, que tuvo la posibilidad de contar para la definitiva liberaciуn de su pueblo con la cooperaciуn del talento polнtico, organizador y militar de un verdadero titбn revolucionario, cuya causa por demбs no se limitaba a las fronteras estrechas, artificiales e incluso injustas de ese paнs, no hizo otra cosa que entrar en vergonzosos, ridнculos e inmerecidos reclamos de mando.
Bolivia, por no tener salida al mar necesita mбs que ningъn otro paнs, para su propia liberaciуn, sin tener que exponerse a un atroz bloqueo, del triunfo revolucionario de los vecinos. Che era, ademбs, por su prestigio enorme, su capacidad y su experiencia, el hombre que habrнa podido acelerar ese proceso.
Che habнa establecido relaciones con dirigentes y militantes del Partido Comunista boliviano, desde antes de producirse en el mismo la escisiуn, recabando de ellos la ayuda para el movimiento revolucionario en Amйrica del Sur. Algunos de esos militantes, autorizados por el Partido, trabajaron con йl durante aсos en diversas tareas. Al producirse la escisiуn en dicho Partido, se creу una situaciуn especial puesto que varios militantes de los que habнan estado trabajando con йl quedaron ubicados en uno u otro grupo. Pero Che no concebнa la lucha en Bolivia como un hecho aislado sino como parte de un movimiento revolucionario de liberaciуn que no tardarнa en extenderse a otros paнses de Amйrica del Sur. Era su propуsito organizar un movimiento sin espнritu sectario, para que a йl se incorporasen todos los que quisieran luchar por la liberaciуn de Bolivia y demбs pueblos sojuzgados por el imperialismo en Amйrica Latina. Pero en la fase inicial de preparaciуn de la base guerrillera venнa dependiendo fundamentalmente de la ayuda de un grupo de valiosos y discretos colaboradores que al producirse la escisiуn habнan permanecido en el Partido de Monje. Fue por deferencia con ellos que invitу, en primer tйrmino, a йste, a visitar su campamento, aunque ciertamente no experimentaba hacia йl ninguna simpatнa. Despuйs invitу a Moisйs Guevara, lнder minero y polнtico que se habнa separado de aquel Partido para cooperar en la formaciуn de otra organizaciуn, y que luego tambiйn se habнa marginado de ella inconforme con Oscar Zamora, otro Monje que hacнa algъn tiempo se habнa comprometido con el Che a trabajar en la organizaciуn de la lucha armada guerrillera en Bolivia, rehuyendo despuйs los compromisos y cruzбndose cobardemente de brazos a la hora de la acciуn, para convertirse con posterioridad a su muerte en uno de sus mбs venenosos crнticos, en nombre del “marxismo-leninismo”. Moisйs Guevara se uniу sin vacilaciуn al Che, como le habнa ofrecido desde mucho antes de que йste llegara a Bolivia, le brindу su apoyo y entregу su vida heroicamente a la causa revolucionaria.
Otro tanto hizo el grupo de guerrilleros bolivianos que habнa permanecido hasta entonces en la organizaciуn de Monje. Dirigidos por Inti y Coco Peredo, que despuйs demostraron ser valerosos y destacados combatientes, se apartaron de aquйl y respaldaron decididamente al Che. Pero Monje, no satisfecho del resultado, se dedicу a sabotear el movimiento, interceptando en La Paz a militantes comunistas bien entrenados que iban a unirse a las guerrillas. Estos hechos demuestran cуmo existen en las filas revolucionarias hombres bien dotados de todas las condiciones necesarias para la lucha, cuyo desarrollo es criminalmente frustrado por dirigentes incapaces, charlatanes y maniobreros.
Che fue hombre al que nunca le interesaron personalmente cargos, mandos ni honores, pero estaba firmemente convencido de que en la lucha revolucionara guerrillera -fundamental forma de acciуn para la liberaciуn de los pueblos de Amйrica Latina, partiendo de la situaciуn econуmica, polнtica y social de casi todos los paнses latinoamericanos- el mando militar y polнtico de la guerrilla debнa estar unificado y que la lucha sуlo podнa ser dirigida desde la guerrilla y no desde cуmodas y burocrбticas oficinas urbanas. Y en este punto no estaba dispuesto a transigir, ni a entregarle a un inexperto seso-hueco de estrechas miras chovinistas el mando de un nъcleo guerrillero destinado a desenvolver en su ulterior desarrollo una lucha de amplia dimensiуn en Amйrica del Sur. Che consideraba que ese chovinismo, que muchas veces infecta a los propios elementos revolucionarios de los diversos paнses de Amйrica Latina, debнa ser combatido como un sentimiento reaccionario ridнculo y estйril. “Que se desarrolle un verdadero internacionalismo proletario -dijo en su mensaje a la Tricontinental-... la bandera bajo la que se luche sea la causa sagrada de la redenciуn de la humanidad, de tal modo que morir bajo las enseсas de Vietnam, de Venezuela, de Guatemala, de Laos, de Guinea, de Colombia, de Bolivia..., para citar sуlo los escenarios actuales de la lucha armada, sea igualmente gloriosa y deseable para un americano, un asiбtico, un africano, y aъn, un europeo. Cada gota de sangre derramada en un territorio bajo cuya bandera no se ha nacido, es experiencia que recoge quien sobrevive para aplicarla luego a la lucha por la liberaciуn de su lugar de origen. Y cada pueblo que se libere es una fase de la batalla por la liberaciуn del propio pueblo que se ha ganado”.
Che pensaba igualmente que en el destacamento guerrillero participasen combatientes de distintos paнses latinoamericanos y que la guerrilla en Bolivia fuese escuela de revolucionarios que harнan su aprendizaje en los combates. A su lado quiso tener para ayudarlo en esa tarea, junto a los bolivianos, un pequeсo nъcleo de guerrilleros con experiencia, que habнan sido casi todos compaсeros suyos en la Sierra Maestra, durante la lucha revolucionaria en Cuba, cuya capacidad, valor y espнritu de sacrificio conocнa. De esos hombres ninguno vacilу en responder a su solicitud, ninguno lo abandonу y ninguno se rindiу.
Che actuу en su campaсa de Bolivia con el tesуn, la maestrнa, el estoicismo y la ejemplar actitud que eran proverbiales en йl. Puede decirse que impregnado de la importancia de la misiуn que se habнa asignado a sн mismo, procediу en todo instante con un espнritu de responsabilidad irreprochable. En aquellas ocasiones en que la guerrilla cometнa algъn descuido, se apresuraba en advertirlo y enmendarlo, consignбndolo en su Diario.
Factores adversos se combinaron increнblemente en su contra. La separaciуn -que debнa ser por unos breves dнas- de una parte de la guerrilla, donde se encontraba un grupo valioso de hombres, algunos de ellos enfermos o convalecientes, al perderse el contacto entre ambos en un terreno sumamente accidentado, se prolongу durante interminables meses, que ocuparon el esfuerzo de Che en su bъsqueda. En ese perнodo el asma -una dolencia que solнa dominar fбcilmente con sencillos medicamentos, pero que faltando йstos se convertнa para йl en un terrible enemigo- lo atacу despiadadamente, deviniendo esto en un problema serio por el hecho de que las medicinas que previsoriamente habнa acumulado para la guerrilla fueron descubiertas y ocupadas por el enemigo. Este hecho, unido al aniquilamiento a fines de agosto de la parte de la guerrilla con la que habнa perdido el contacto, fueron factores que gravitaron considerablemente en el desarrollo de los acontecimientos. Pero Che, con voluntad de acero, se sobrepuso al malestar fнsico y en ningъn instante su acciуn aminorу, ni decayу su бnimo.
Fueron numerosos sus contactos con los campesinos bolivianos. El carбcter de йstos, sumamente desconfiados y cautelosos, no podнa sorprender al Che, que conocнa perfectamente bien su mentalidad por haberlos tratado en otras ocasiones, y sabнa que para ganarlos a su causa se requerнa una labor prolongada, ardua y paciente, pero no albergaba ninguna duda de que a la larga lo obtendrнa.
Si se sigue con cuidado el hilo de los acontecimientos se verб que aun cuando el nъmero de hombres con que contaba en el mes de septiembre, algunas semanas antes de su muerte, era muy reducido, todavнa la guerrilla mantenнa su capacidad de desarrollo y algunos cuadros bolivianos, como los hermanos Inti y Coco Peredo, se iban ya destacando con magnнficas perspectivas de jefes. Fue la emboscada de Higueras, ъnica acciуn exitosa del ejйrcito contra el destacamento que mandaba el Che, matбndole la vanguardia e hiriйndole varios hombres mбs en pleno dнa, cuando se trasladaban a una zona campesina de mayor desarrollo polнtico -objetivo este que no aparece consignado en el Diario, pero que se sabe por los sobrevivientes-, lo que les creу una situaciуn insuperable. Ese avance de dнa por la misma ruta que venнan siguiendo durante varias jornadas en inevitablemente amplio contacto con los moradores de aquella zona que cruzaban por primera vez, y la obvia certeza de que el ejйrcito deberнa interceptarlos en algъn punto, era sin duda peligroso. Pero el Che, plenamente consciente de esto, decidiу correr el riesgo para ayudar al mйdico que venнa en muy mal estado fнsico.
El dнa anterior a la emboscada, escribe: “Llegamos a Pujio, pero allн habнa gente que nos habнa visto abajo el dнa anterior, vale decir: estamos siendo previstos por Radio Bemba...” “El caminar en mulo se hace peligroso, pero trato que el mйdico vaya lo mejor posible pues viene muy dйbil”.
Al dнa siguiente escribiу: “A las 13 saliу la vanguardia para tratar de llegar a Jagьey y allн tomar una decisiуn sobre las mulas y el mйdico”. Es decir, buscaba una soluciуn para el enfermo, a fin de abandonar aquella ruta y tomar las precauciones necesarias. Pero aquella misma tarde, antes de que la vanguardia llegara a Jagьey se produjo la fatal emboscada que llevу al destacamento a una situaciуn insostenible.
Dнas despuйs, cercado en la quebrada del Yuro, librу su ъltimo combate.
Impresiona profundamente la proeza realizada por este puсado de revolucionarios. La sola lucha contra la naturaleza hostil en que desenvolvнan su acciуn constituye una insuperable pбgina de heroнsmo. Nunca en la historia un nъmero tan reducido de hombres emprendiу una tarea tan gigantesca. La fe y la convicciуn absoluta en que la inmensa capacidad revolucionaria de los pueblos de Amйrica Latina podнa ser despertada, la confianza en sн mismo y la decisiуn con que se entregaron a ese objetivo, nos da la justa dimensiуn de estos hombres.
Che dijo un dнa a los guerrilleros en Bolivia: “Este tipo de lucha nos da la oportunidad de convertirnos en revolucionarios, el escalуn mбs alto de la especie humana, pero tambiйn nos permite graduarnos de hombres; los que no puedan alcanzar ninguno de estos dos estadнos deben decirlo y dejar la lucha”.
Los que con йl lucharon hasta el final se hicieron acreedores a estos honrosos calificativos. Ellos simbolizan el tipo de revolucionarios y de hombres a quienes la historia en esta hora convoca para una tarea verdaderamente dura y difнcil: la transformaciуn revolucionaria de Amйrica Latina.
El enemigo que enfrentaron los prуceres de la primera lucha por la independencia, era un poder colonial decadente. Los revolucionarios de hoy tienen por enemigo al baluarte mбs poderoso del campo imperialista, equipado con la tйcnica y la industria mбs moderna. Ese enemigo no sуlo organizу y equipу de nuevo un ejйrcito en Bolivia, donde el pueblo habнa destruido la anterior fuerza militar represiva y le brindу inmediatamente el auxilio de sus armas y asistentes militares para la lucha contra la guerrilla, sino que brinda su aporte militar y tйcnico en la misma medida a todas las fuerzas represivas de este continente. Y cuando no bastan esas medidas, interviene directamente con sus tropas, como hizo en Santo Domingo.
Para luchar contra ese enemigo se requiere el tipo de revolucionarios y de hombres de que hablу el Che. Sin ese tipo de revolucionarios y de hombres, dispuestos a hacer lo que ellos hicieron; sin el бnimo de enfrentarse a enormes obstбculos que ellos tuvieron; sin la decisiуn de morir que a ellos los acompaсу en todo instante; sin la convicciуn profunda de la justicia de su causa y la fe inconmovible en la fuerza invencible de los pueblos que ellos albergaron, frente a un poder como el imperialismo yanqui, cuyos recursos militares, tйcnicos y econуmicos, se hacen sentir en todo el mundo, la liberaciуn de los pueblos de este continente no serнa alcanzada.
El propio pueblo norteamericano, que empieza a tomar conciencia de que la monstruosa superestructura polнtica que rige su paнs no es ya hace mucho rato la idнlica repъblica burguesa que sus fundadores establecieron hace casi doscientos aсos, estб sufriendo en un grado cada vez mбs alto la barbarie moral de un sistema irracional, enajenante, deshumanizado y brutal, que cobra en el pueblo norteamericano cada vez mбs vнctimas de sus guerras agresivas, sus crнmenes polнticos, sus aberraciones raciales, su mezquina jerarquizaciуn del ser humano y el repugnante derroche de recursos econуmicos, cientнficos y humanos de su desmesurado aparato militar, reaccionario y represivo, en medio de un mundo en sus tres cuartas partes subdesarrollado y hambriento.
Pero sуlo la transformaciуn revolucionaria de Amйrica Latina permitirнa al pueblo de Estados Unidos ajustar sus propias cuentas con ese mismo imperialismo, a la vez que en la misma medida la lucha creciente del pueblo norteamericano contra la polнtica imperialista podrнa convertirlo en aliado decisivo del movimiento revolucionario en Amйrica Latina.
Y si esta parte del hemisferio no sufre una profunda transformaciуn revolucionaria, la enorme diferencia y desequilibrio que se produjo a principios de este siglo entre la pujante naciуn que se industrializaba rбpidamente, al mismo paso que marchaba por la propia ley de su dinбmica social y econуmica hacia cumbres imperiales, y el haz de paнses dйbiles y estancados, sometidos a la coyunda de oligarquнas feudales y sus ejйrcitos reaccionarios, en el balcanizado resto del continente americano, serб apenas un pбlido reflejo no ya del enorme desnivel actual en la economнa, en la ciencia y en la tйcnica, sino del espantoso desequilibrio que, a pasos cada vez mбs acelerados, en veinte aсos mбs, la superestructura imperialista impondrб a los pueblos de Amйrica Latina.
Por ese camino estamos llamados a ser cada vez mбs pobres, mбs dйbiles, mбs dependientes y mбs esclavos de ese imperialismo. Esta sombrнa perspectiva afecta en grado igual a los pueblos subdesarrollados de <199>frica y Asia.
Si las naciones industrializadas e instruidas de Europa, con su Mercado Comъn y sus instituciones cientнficas supranacionales, se inquietan ante las posibilidades de quedarse rezagadas y contemplan con temor la perspectiva de convertirse en colonias econуmicas del imperialismo yanqui, їquй le depara el futuro a los pueblos de Amйrica Latina?
Si frente al cuadro de esta situaciуn real e incuestionable, que decisivamente afecta al destino de nuestros pueblos, algъn liberal o reformista burguйs, o seudorrevolucionario charlatбn, incapaz de la acciуn, tiene una respuesta que no sea una profunda y urgente transformaciуn revolucionaria que pueda hacer acopio de todas las fuerzas morales, materiales y humanas de esta parte del mundo y lanzarlas hacia adelante, para recuperar el atraso econуmico y cientнfico-tйcnico de siglos, cada vez mayor, con el mundo industrializado, del que somos tributarios y lo seremos cada vez mбs, y en especial de Estados Unidos; y ademбs de la fуrmula, el camino mбgico de llevarla a cabo, diferente a la concebida por el Che, que barra oligarquнas, dйspotas, politicastros, es decir: criados, y a monopolios yanquis, es decir: amos, y lo haga con toda la urgencia que las circunstancias requieren, que levante entonces la mano para impugnar al Che.
Como realmente ninguno tiene respuesta honrada ni acciуn consecuente que implique una esperanza real a los casi 300 millones de seres humanos que componen la poblaciуn de Amйrica Latina, desoladoramente pobres en su abrumadora mayorнa, que serбn 600 millones a la vuelta de 25 aсos, y que tienen derecho a la vida material, la cultura y la civilizaciуn, entonces lo mбs decoroso serнa el silencio ante el gesto del Che y los que con йl cayeron defendiendo sus ideas con coraje, porque la hazaсa que este puсado de hombres realizу, guiados por el noble ideal de redimir un continente, quedarб como la prueba mбs alta de lo que pueden la voluntad, el heroнsmo y la grandeza humanas. Ejemplo que iluminarб las conciencias y presidirб la lucha de los pueblos de Amйrica Latina, porque el grito heroico del Che llegarб hasta el oнdo receptivo de los pobres y explotados por los que йl dio su vida, y muchos brazos se tenderбn para empuсar las armas y conquistar su definitiva liberaciуn.
El 7 de octubre escribiу el Che sus ъltimas lнneas. Al dнa siguiente, a las 13 horas, en una estrecha quebrada donde se proponнa esperar la noche para romper el cerco, una numerosa tropa enemiga hizo contacto con ellos. El reducido grupo de hombres que componнan en esa fecha el destacamento, combatiу heroicamente hasta el anochecer desde posiciones individuales ubicadas en el lecho de la quebrada y en los bordes superiores de la misma contra la masa de soldados que los rodeaban y atacaban. No hay ningъn sobreviviente de los que combatieron en las posiciones mбs prуximas al Che. Como junto a йl estaban el mйdico, cuyo grave estado de salud se ha seсalado antes y un guerrillero peruano tambiйn en muy malas condiciones fнsicas, todo parece indicar que el Che hizo el mбximo para proteger la retirada a lugar mбs seguro, de esos compaсeros, hasta caer herido. El mйdico no fue muerto en ese mismo combate, sino varios dнas mбs tarde, en un punto no distante de la quebrada del Yuro. Lo abrupto del terreno rocoso e irregular hacнa muy difнcil y a veces imposible el contacto visual de los guerrilleros entre sн. Los que defendнan la posiciуn por la otra entrada de la quebrada a varios cientos de metros del Che, entre ellos Inti Peredo, resistieron el ataque hasta el oscurecer en que lograron despegarse del enemigo y dirigirse hacia el punto previamente acordado de concentraciуn.
Se ha podido precisar que el Che estuvo combatiendo herido hasta que el caсуn de su fusil M-2 fue destruido por un disparo, inutilizбndolo totalmente. La pistola que portaba estaba sin “magazine”. Estas increнbles circunstancias explican que lo hubiesen podido capturar vivo. Las heridas de las piernas le impedнan caminar sin ayuda, pero no eran mortales.
Trasladado al pueblo de Higueras permaneciу con vida alrededor de 24 horas. Se negу a discutir una sola palabra con sus captores, y un oficial embriagado que intentу vejarlo recibiу una bofetada en pleno rostro.
Reunidos en La Paz, Barrientos, Ovando y otros altos jefes militares, tomaron frнamente la decisiуn de asesinarlo. Son conocidos los detalles de la forma en que procedieron a cumplir el alevoso acuerdo en la escuela del pueblo de Higueras. El mayor Miguel Ayoroa y el coronel Andrйs Selnich, rangers entrenados por los yanquis, instruyeron al sub-oficial Mario Terбn para que procediera al asesinato. Cuando йste, completamente embriagado, penetrу en el recinto, Che -que habнa escuchado los disparos con que acababan de ultimar a un guerrillero boliviano y otro peruano- viendo que el verdugo vacilaba le dijo con entereza: “ЎDispare! ЎNo tenga miedo!” Йste se retirу, y de nuevo fue necesario que los superiores Ayoroa y Selnich le repitieran la orden, que procediу a cumplir, disparбndole de la cintura hacia abajo una rбfaga del metralleta. Ya habнa sido dada la versiуn de que el Che habнa muerto varias horas despuйs del combate y por eso los ejecutores tenнan instrucciones de no disparar sobre el pecho ni la cabeza, para no producir heridas fulminantes. Esto prolongу cruelmente la agonнa del Che, hasta que un sargento -tambiйn ebrio- con un disparo de pistola en el costado izquierdo lo rematу. Tal proceder contrasta brutalmente con el respeto del Che, sin un sola excepciуn, hacia la vida de los numerosos oficiales y soldados del ejйrcito boliviano que hizo prisioneros.
Las horas finales de su existencia en poder de sus despreciables enemigos tienen que haber sido muy amargas para йl; pero ningъn hombre mejor preparado que el Che para enfrentarse a semejante prueba.
La forma en que llegу a nuestras manos este Diario no puede ser ahora divulgada; baste decir que fue sin mediar remuneraciуn econуmica alguna. Contiene todas las notas que escribiу desde el 7 de noviembre de 1966, dнa en que el Che llegу a Сancahuazъ, hasta el 7 de octubre de 1967, vнsperas del combate de la quebrada del Yuro. Faltan sólo unas pocas páginas que no han llegado todavнa a nuestro poder, pero que por corresponder a fechas en que no tuvieron lugar hechos de importancia, no altera en absoluto el contenido del mismo.
Aunque el documento por sн mismo no ofrecнa la menor duda acerca de su autenticidad, todas las copias fotostбticas fueron sometidas a un riguroso examen a fin de comprobar no sуlo dicha autenticidad sino incluso cualquier posible alteraciуn, por pequeсa que fuese. Los datos fueron ademбs cotejados con el Diario de unos de los guerrilleros sobrevivientes, coincidiendo ambos documentos en todos los aspectos. El testimonio pormenorizado de los demбs guerrilleros sobrevivientes que fueron testigos de cada uno de los acontecimientos, contribuyу asimismo a la comprobaciуn. Se llegу a la mбs absoluta certeza de que todas las fotografнas eran copia fiel del Diario del Che.
Constituyу una fatigosa tarea desentraсar la letra pequeсa y difнcil de la escritura, lo que se realizу con la participaciуn laboriosa de su compaсera Aleida March de Guevara.
El Diario serб publicado en forma aproximadamente simultбnea en: Francia, por Editorial Francois Maspero; Italia, Editorial Feltrinelli; RFA, Trikont Verlag; EUA, Revista Ramparts; Francia, en español, Ediciones Ruedo Ibйrico; Chile, Revista Punto Final; Mйxico, Editorial Siglo XXI; y en otros países.

Hasta la victoria siempre!
Fidel Castro

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