sábado, 13 de noviembre de 2010

El Che piensa en los campesinos


En mayo de 1959 comienza la radicalización del régimen castrista impulsada por Raúl Castro y Ernesto Guevara, que ya se ha declarado partidario de las ideas comunistas. De todas maneras, intentan convivir en el gobierno cubano tres fracciones bien diferenciadas ideológicamente: Guevara y el menor de los Castro inclinados decididamente hacia la izquierda, impulsando al PSP hacia los órganos de poder de Cuba; un sector que responde a la oligarquía terrateniente cubana, bien ubicada a la derecha; y un tercer sector, de orientación izquierda moderada, que forma parte del 26 de Julio, representado por dirigentes del "llano" como Franqui, Faustino, Marcelo Fernández y Oltuski, quienes desconfiaron históricamente de los comunistas, a los que consideraban sectarios y vacilantes. Todo este espectro dispar funcionaba gracias a la mano ejecutiva de Fidel, que sin una posición política declarada, contemporizaba, con una corrección asombrosa, a los diferentes sectores en beneficio de la construcción y el funcionamiento del gobierno de la revolución. El Che, sin todavía "función específica", se dedicará a planificar para los que él considera merecedores de los logros alcanzados en el duro proceso de la guerra: los campesinos de Cuba. De visita a El Pedrero, en la zona de Las Villas, Guevara impulsa, tratando de acelerar los acontecimientos, una "revuelta agraria radical" al más puro estilo zapatista. Además, encarga al Ejército la reconstrucción de las viviendas destruidas por el ejército batistiano en los tiempos de revueltas y represión. Días después de la arenga del Che en la provincia de Las Villas, el campesinado ocupa masivamente las tierras de la región. El tema pendiente en Cuba sigue siendo la reforma agraria, una de las promesas de los programas revolucionarios, una necesidad impostergable de la población rural, que describe un panorama económico medieval, con un 46% de Cuba en manos de 2 de cada 100 habitantes. Los 98 campesinos restantes dependían, de una u otra manera, de ese minúsculo porcentaje de acaudalados para sobrevivir.
El primer ministro cubano Miro Cardona, cansado de no poder gobernar, ya que Castro ejercía con su fuerza personal un doble gobierno encubierto, renuncia el 13 de febrero e impulsa -convencido seguramente por la avasallante personalidad del líder y, sobre todo, del respaldo popular con que éste cuenta-a Fidel como sucesor. El comandante en jefe de la revolución acepta el cargo y lo asume el mismo día. El 3 de marzo el gobierno interviene la Compañía de Teléfonos. Días más tarde los transportes metropolitanos. Se rebaja por ley el precio de los medicamentos y el 50% del precio de los alquileres; Castro impulsa lentamente el cambio, pero la reforma agraria todavía se hace esperar.
El 17 de mayo de 1959, después de largas discusiones entre los diferentes sectores de la sociedad cubana, Fidel reúne en la histórica La Plata de la Sierra Maestra al Gobierno Nacional en pleno, y a la plana mayor del Ejército Rebelde. El Proyecto de Reforma Agraria se presenta en sociedad. En un primer paso, y más como compulsa a la realidad social cubana, Castro opera con rigor sobre los grandes terratenientes arrebatándoles la tierra. El punto referido a la confiscación de las haciendas con más de 400 hectáreas sonó como un disparo más de las armas rebeldes entre los conservadores y como una delicada caricia hacia los latifundistas para la izquierda radicalizada. Prueba de ello es la ausencia del Che en el acto de presentación de la Reforma, quien calificará más tarde a la ley como "tímida... que no se aventura con lo más fundamental, como era la supresión de los latifundistas". Tampoco participará del acto el ministro de Agricultura de Cuba, Sori Marín, quien había elaborado una reforma suave y más conveniente en beneficios y derechos para los propietarios de grandes extensiones de tierras. Pero los más tocados en sus intereses, por el plan de Castro, serían los inversores norteamericanos.
La alianza política que gobierna Cuba está al borde de la ruptura. Los comunistas del PSP acusan a Fidel de estar llevando a cabo una purga de sus miembros en el gobierno, y los militantes de 26 de Julio, que mantienen una profunda desconfianza para con los miembros del PSP, les recuerdan en cada oportunidad que se les presenta, sobre la actitud acomodaticia y vacilante que esa organización, en su conjunto, mantuvo en tiempos de guerra. La desconfianza del 26 de Julio hacia los comunistas era histórica y frenaba el acercamiento entre las organizaciones que formaban parte del poder cubano.
Ernesto Guevara y Aleida March abandonan la residencia de Tarará en los primeros días de abril y se mudan a una casa en el barrio de Los Cocos, sobre la calle Rafael Cortes 45.119, donde también pernoctarán los integrantes de su escolta personal, entre ellos el inseparable Alberto Castellanos. El 22 de mayo, Guevara toma conocimiento de la sentencia favorable de divorcio que lo separa definitivamente de Hilda Gadea y el 2 de junio contrae matrimonio con su concubina Aleida March Torres.
Nuevos sectores productivos son golpeados por la vara de la revolución. Además de los ingenios azucareros, los propietarios de los más grandes molinos de azúcar y los ganaderos de Camagüey alzan sus voces de protesta en contra de la dirección que va tomando la economía de la isla. La respuesta de Fidel es directa, la intervención. Castro ha tocado el timbre de la puerta trasera de los Estados Unidos, pues entre las tierras intervenidas y confiscadas por el gobierno de la revolución, se encuentran los más poderosos de la isla, los "ranchos americanos". Seguramente el país del Norte, confiando en sus métodos de intervención, imagina a sus ciudadanos recuperando las tierras, como había sucedido con gran parte de los países latinoamericanos que intentaron, de una u otra manera, poner el rumbo económico nacional en beneficio de sus propios intereses. Con esa seguridad en los pronósticos, el gobierno de los Estados del Norte envía un tibia demanda diplomática al gobierno de La Habana, reclamando apenas y sin fuerza, la indemnización acorde con los valores de la confiscación efectuada a los ciudadanos de su país. Poco más tarde, Estados Unidos pondrá en marcha una verdadera campaña internacional en contra de las autoridades cubanas, que recibirá como respuesta, a cada reclamo norteamericano, una acción política en contra de los intereses del país del Norte en la isla, sea ésta verbal o material. A manera de ejemplo, ante la iniciación de la campaña de agresión verbal a Cuba, Fidel dispone la expulsión, el 11 de julio, de todos los representantes de los viejos partidos tradicionales ligados de alguna manera a los intereses de la derecha cubana, extendiendo la purga a su propia organización política, el Movimiento 26 de Julio. Quedarán fuera de carrera Mederos, Agramonte, Marín y Angel Fernández, que son reemplazados por los cuadros históricos de la Sierra, de tendencia izquierdista, Raúl Roa, Ruiz de Zárate, Miret y Pepín Naranjo. Paradójicamente, cuando la Cuba de Castro avanza lenta pero firmemente hacia la formación de un estado socialista, Fidel, que ve a Guevara demasiado inclinado hacia la izquierda y con su favoritismo obsesionado hacia los campesinos, lo separa de la actividad política.

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